Ver un mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre, tener el infinito en la palma de la mano y la Eternidad en una hora.
Un pensamiento llena la inmensidad.
La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.
La luna, como una flor en el alto arco del cielo, con deleite silencioso, se instala y sonríe en la noche.
Del agua estancada espera veneno.
¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca será estrella.
Nunca perdió más tiempo el águila que cuando escuchó los consejos del cuervo.
En tiempo de siembra, aprende; en tiempo de cosecha, enseña: en invierno, goza.
Quien recibe agradecido, da copiosas cosechas.
Nunca puede ser dicha la verdad de manera que pueda ser comprendida sin ser creída.
El pájaro, un nido; la araña, una tela; el hombre, la amistad.
La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza.
La exuberancia es belleza.
Nunca sabrás lo que es suficiente a condición de que sepas lo que es más que suficiente.
Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna.