Mi actitud es nunca estar satisfecho, nunca me conformo, nunca.
No soy disciplinado. Tienes que ser responsable cuando eres líder, tener la dignidad y la autoridad que requiere un líder, yeso es muy pesado para mí.
Soy una orquesta y un compositor. No soy un maestro.
Un problema es una oportunidad para que hagas tu mejor esfuerzo.
Los sabios son los músicos que tocan lo que ellos pueden dominar.
A veces, o quizás siempre, sólo competimos contra nosotros mismos.
La autodisciplina, como virtud o ventaja, es algo inestimable para cualquier persona.
Ningún texto musical es swing. No se puede escribir el swing. El swing es lo que sucede al que lo oye y no hay swing en tanto que la nota no ha sonado. El swing es un fluir y aunque una orquesta haya tocado un trozo de música catorce veces, puede ocurrir que solo lo convierta en swing a la decimoquinta vez.
Muchos piensan que el jazz es aquella historia que he contado muchas veces de un chiquillo que nunca fue al colegio y que estando en el campo, andrajoso como una lata de spaghetti llega a un prado y se encuentra lo que parece ser un palo negro. Lo coge y tranquilamente se sienta bajo un sauce. Por supuesto, nosotros sabemos -aunque él no- que se trata de un clarinete. Empieza a sonar y ahí nace el jazz. Mucha gente piensa que de ahí es de donde viene el jazz y ahí es donde termina. No aceptan a nadie que pueda escribir algo sobre el jazz. No creen que se pueda poner en un pentagrama y no creen que se requiera habilidad alguna. Y dicen que si un segundo antes de tocar algo ya sabes lo que vas a tocar, entonces eso no es jazz.