domingo, 5 de agosto de 2012

Henry David Thoreau

















Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida... para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido.


El hombre es rico en proporción a la cantidad de cosas de las que puede prescindir.


Hay muchos que se van por las ramas, por uno que va directamente a la raíz.


El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando.


Hay momentos en que toda la ansiedad y el esfuerzo acumulados se sosiegan en la infinita indolencia y reposo de la naturaleza.


Me cuesta menos en todo sentido incurrir en la penalidad de la desobediencia al Estado, de lo que me costaría obedecer. Me sentiría como si valiera menos en este caso.


El Harivansa dice: «Una vivienda sin aves es como una carne sin sazonar». Mi vivienda no era así porque, de golpe, me había convertido en vecino de los pájaros, no por haber aprisionado uno, sino por haberme enjaulado cerca de ellos.



Un hombre sabio sólo como hombre será útil y no se prestará a ser arcilla, ni a tapar un agujero para que no pase el viento sino que al menos dejará ese oficio a sus cenizas...


...todo cambio es para mejorar como sucede con el nacer o morir que convulsionan al cuerpo.